Justificación

En los primeros meses de 2020, ha ocurrido un acontecimiento decisivo a nivel global y que hizo visibles diversos niveles de problematizaciones y crisis para pensar lo social y sus relaciones con universos moleculares, históricos, económicos y políticos. Se trata de la aparición del virus SARS-CoV 2 y la enfermedad COVID 19, declaradas como pandemia por la Organización Mundial de la Salud OMS y que planteó un panorama inquietante a nivel tanto global como local: confinamientos masivos, visibilización y crecimiento de las desigualdades sociales y un debate sin precedente entre la defensa de la economía y la preservación de la vida. Surge así un panorama que exige de lentes analíticos y críticos con la capacidad de revisar los múltiples niveles que ofrece una situación contextual en la que emergen diversos cuestionamientos a múltiples niveles y frente a los que los investigadores sociales tienen la responsabilidad de proponer conceptos, reflexiones y metodologías capaces de hacer frente a las exigencias de una época cuyos desafíos van más allá de las disciplinas y comprometen todas las dimensiones de lo social, lo cultural y lo molecular.


 

Como lo refiere la OMS, la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2 o de la enfermedad COVID 19 es la primera que puede ser objeto de seguimiento en tiempo real constituyéndose en un auténtico desafío para las ciencias sanitarias no solo en términos de conocimiento del virus bajo distintas condiciones o circunstancias de propagación sino también en términos del desarrollo de las técnicas y el uso de tecnologías necesarias para enfrentar el contagio y garantizar en el corto o mediano plazo la obtención de métodos antivirales y de inmunización (https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019). Los campos de conocimiento de lo social no pueden ser de ninguna manera ajenos a este desafío, en la medida que esta pandemia está impactando con fuerza sobre la vida y el mundo social cotidiano produciendo afectaciones, pérdidas, inestabilidades y sufrimientos de toda índole.


 

En el pasado, los análisis desde los campos de conocimiento de lo social tendían a aparecer en las epidemias bastante tiempo después de su suceso para operar sobre los documentos producidos por instancias sanitarias, clínicas, policiales, judiciales o políticas con un ánimo casi forense. Las fuentes periodísticas eran privilegiadas debido a la facilidad para acceder y reportar la información surgida al instante en medio de las crisis. No obstante, estas fuentes también contenían los peligros de los sesgos y los limitantes de cobertura informativa.


 

​En las circunstancias actuales se está configurando una situación de crisis, que no puede ser ajena a los Estudios Sociales que den cuenta de las posibilidades de la vida social, de las experimentaciones estéticas y espirituales, de la gestión de los cuerpos encerrados por la cuarentena que involucra modalidades nuevas de gobierno, así como el despliegue de otras maneras de existir que agencian desde el encierro solidaridades nuevas y contagios con propósitos de mutación. Sin embargo, aunque este acontecimiento ha mostrado posibilidades y reinvenciones subjetivas y políticas que emergen en el aislamiento, merece también un análisis crítico sobre aquellas fuerzas de control que están impactando las sociedades actuales y su despliegue histórico en varios espacios.


 

​Esto obliga a entender el acontecimiento pandémico en su naturaleza poliédrica y en sus diversas fuerzas, no todas restrictivas, privilegiando para esto los registros de lo cotidiano, los diarios de campo de investigadores situados en diversos países de Latinoamérica, la gestión estratégica, además de las experimentaciones de diversas poblaciones que tienen un lugar protagónico en este momento del COVID-19. Todo esto permitirá entender las emergencias, las permanencias, las mutaciones y los diversos impactos de esta pandemia sobre la vida y el mundo social en lo inmediato.