Seminario Internacional Universidad Siglo XXI

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Invitación al evento

2013-10-10 14.31.52

Conclusiones de Mariano Zukerfeld

 

 

 

 

 

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(Descargue PROGRAMACIoN)

Siempre me genera gran expectativa la posibilidad de interactuar con expertos y colegas interesados en los cambios que la tecnología está generando en la formación de profesionales, particularmente de la ingeniería.  Una felicitación especial para los organizadores del evento (PlanesTIC – Vicerrectoría- Consejo Superior UD).  Aunque admito que inicialmente mi interés se vio menguado por detalles de la programación como la falta de un código QR en la publicidad del evento, la remisión de la programación en formato Microsoft y no en formato abierto como PDF (me atreví a adjuntar ambas aquí), el anuncio en la programación de un “bronch” en lugar de “brunch” (lo cual me causó mucha gracia y sorpresa, por cierto, no solo por la jocosa homofonía, sino por la descontextualización de este tipo de buffet, y así se lo hice saber a los organizadores… A los curiosos les recomiendo “googlear” la palabra “bronch” y sabrán por qué!) y el hecho de informar que las rondas de preguntas se iban a realizar haciéndolas circular en papelitos (así se ejemplifica acaso el paradigma de la Universidad Siglo XXI!?).  El orden de las presentaciones se alteró durante el evento y no hubo un gesto de cordialidad y deferencia con el auditorio indicando los motivos, o al menos yo me lo perdí.  Curiosamente tampoco hubo disponibilidad de WiFi en el auditorio de Compensar Calle 94 (excepto por lo necesario para difundir el evento vía Internet! a través de UDnet, RENATA y Facebook según se nos indicó), por lo tanto la ingenua brecha entre la teoría y la práctica de la preocupación por el uso de la tecnología, nuevamente se hizo sentir.  Una de las principales ventajas de disponer de acceso a Internet in situ, es que si hay una buena logística de los organizadores además, es posible acceder en línea a las presentaciones y notas de las mismas.  Quienes esperamos ver en estos eventos un buen ejemplo o modelo de lo que podríamos hacer en nuestras propias aulas de clase con el uso de las tecnologías generalmente quedamos un poco defraudados.  Que viva enseñar con el ejemplo!  A propósito de ejemplo, me quedo preocupado preguntándome por qué la participación de la U. Distrital en la Universidad Siglo XXI se limitó a la relatoría de las ponencias, salvando, por supuesto, el hecho de que organizó el evento y de la intervención del Dr. Borys Bustamante, Vicerrector Académico, a la cual lamentablemente no pude atender.  Ojalá los organizadores envíen por correo electrónico un enlace para acceder al blog, foro, Facebook  o cualquier otro formato donde hayan tenido a bien registrar las conclusiones del evento, los materiales de las ponencias que no comento aquí, las relatorías y en especial, donde nos podamos poner en contacto todos aquellos quienes participamos como asistentes, pues no tendría sentido que se pierda esta oportunidad de integrar una comunidad virtual de interés en esta sensible temática (les es familiar el concepto moderno de Red Social?).

Reflexionando sobre la agudeza de estos comentarios que acabo de hacer, se me ha ocurrido “googlear” las siguientes claves:  “cómo organizar eventos académicos” y “setting up academic events”.  Y como siempre, la grata sorpresa de que vivimos a orillas de un océano de información, al cual nos podemos enfrentar contemplándolo pasivamente o zambullirnos sin temor con la certeza de que tarde o temprano aprenderemos a nadar en él, con o sin estilo, para nuestra supervivencia y/o deleite.  Además de la obligada referencia a “Academic Conference” en Wikipedia, me llamó la atención la siguiente entrada en un blog denominado clubplanner.  Sigo estando convencido de que el principal aporte de la docencia universitaria de mi generación de transición (hoy cuento con 44 años de edad) es contarle a los estudiantes nativos digitales de hoy cómo sobrevivíamos académicamente en nuestra época  sin Internet (ojalá me quedara tiempo para hacer un blog sobre ese tema!).  Es una lástima que sólo nosotros que venimos de la paleoinformática podamos apreciar el verdadero valor y bondades (y sus falencias e inconvenientes) que tiene la tecnología de información y comunicación de hoy, y no nos preocupemos lo suficiente por enseñar al respecto a las nuevas generaciones.

En todo caso, la organización del evento fue buena y en eso la Universidad Distrital está mejorando mucho;  además el “brunch” me agradó, aunque finalmente siempre se hizo alusión al mismo durante el evento como “refrigerio” (mi conciencia me atormenta!).  Por cierto esto me recuerda que tengo desatendido esta semana el curso virtual sin costo que estoy tomando en HarvardX: Science and cooking. Enseguida me ocuparé de eso.

Como es costumbre se aprecia un interesante contraste entre las presentaciones nacionales y las internacionales, y no lo digo solamente por el uso ingenioso o no del odioso Power Point (si, lo detesto porque nos remonta a la época en que usábamos un retroproyector de acetatos para nuestras presentaciones, en especial cuando no se usan en las mismas sus recursos multimediales y sus capacidades de secuenciamiento y animación, que no son pocas por cierto).  El comentario va en el sentido de que extraño la reflexión crítico-propositiva y la capacidad de análisis y síntesis sobre la realidad del contexto en los discursos locales.

La charla que me pareció más interesante fue la del profesor argentino Mariano Zukerfeld (quien debió sufrir tanto o más que yo cuando pronunciaban incorrectamente su apellido).  Su discurso tranquilo, concepciones preclaras y sus reflexiones críticas y advertencias  sobre los nuevos modelos laborales e implicaciones en la propiedad intelectual (y derechos patrimoniales) sobre las creaciones tecnológicas que nos vemos obligados a realizar  (con o sin pasión) los profesores postmodernos para ser “competitivos” en nuestra labor cotidiana, en esta era del “capitalismo informático”, entre otras interesantes ideas, fueron el punto clave para mí.  También disfruté mucho la intervención del Maestro español Luis Fernando Valero y su preocupación por la pérdida de la moralidad y los valores que, aunque presentes en todas las épocas y sociedades, en nuestra era ha tenido por cómplice además a la tecnología de la información y los intereses transnacionales de la globalización.

El estudio de la deserción en los programas virtuales y a distancia de la Universidad Manuela Beltrán presentado por Brigitte Patricia Orjuela, en cabeza del área de bienestar institucional allí, dio un interesante ejemplo de cómo empezar y hacia donde ir en cuanto a operativizar la retroalimentación sobre el nivel de compromiso, actitud y satisfacción de los participantes en este tipo de programas.

El ingeniero Carlos Fernando Latorre de USTA virtual acotaba sobre las competencias e incompetencias de los docentes en la era de la virtualidad.  Particularmente discrepo sobre la aplicación directa y literal de discursos, estrategias y léxicos de la presencialidad al e-learning, en particular si provienen de directrices gubernamentales originadas en recomendaciones de las entidades bancarias internacionales, o que tienen más aplicación en la pedagogía de la formación básica primaria y secundaria.  Tal como mencionaba el Maestro Valero, a nuestros jóvenes universitarios les ha invadido la idea de que la vida es un paseo de solo diversión, placer y comodidades, y en ese orden de ideas, sus profesores universitarios ya no son su modelo a seguir, de quienes aprender, o a quienes admirar y respetar, sino que venimos hoy a ser como los ángeles de la guarda (y mártires) de sus relajados procesos de aprendizaje, con el agravante de que la mayoría son ateos o agnósticos!

Al menos para el caso de la ingeniería, insisto, la gran mayoría de los profesionales que nos dedicamos al noble oficio docente nunca tuvimos formación profesional en pedagogía (y deberíamos tenerla?).  So pena de excomunión del gremio me atrevo a sugerir mi intuición de que los buenos ingenieros podrían ser catalogados como no tan buenos docentes y  viceversa, sin desconocer que haya excepciones que confirmen esta sospecha (pero esto será tema de un futuro “post”).  La moderna sociedad de tecnología y conocimiento demanda una adaptabilidad al cambio y evolución a ritmo exponencial, que deja atrás sin contemplaciones toda consideración pedagógica:  los cambios serán liderados por los más capaces, no por todos (recordemos que el modelo socialista falleció hace muchos años) y no debemos permitir que nuestra altruista preocupación por el aprendizaje modesto de la mayoría nos aleje de nuestro compromiso de profesionalizar con excelencia a las minorías llamadas a protagonizar los cambios en el mundo moderno y futuro.  En consecuencia considero que el compromiso de los profesores universitarios de ingeniería con su profesión y con su oficio (docencia) es nivelar por lo alto a su siempre heterogéneo grupo de aprendices, a costa tal vez de la insatisfacción de la mayoría, pero en beneficio de la humanidad.

En este sentido, la preocupación de los docentes de la indispensable e importante educación básica primaria y secundaria, planteada ayer insistentemente como un precepto, sobre la cantidad “adecuada” de estudiantes que debe tener a cargo un profesor, refleja prácticas que si bien han sido estudiadas y adoptadas como convenientes para dichos niveles educativos, y para la presencialidad además, considero que no tienen cabida plena ni son extrapolables directamente a la formación universitaria, al e-learning, y menos aún a la formación en ingeniería.  Prueba de esto son los excelentes cursos en línea (MOOC) de coursera y edx, en donde, por ejemplo, un curso de circuitos y electrónica para ingeniería en el MIT en 2012-II, contó con más de 16000 participantes (de los cuales más de 7000 lo culminaron y aprobaron) de todo el mundo a cargo de un profesor y 3 tutores oficiales.   Debo reconocer que aunque yo fui uno de aquellos infortunados que no lo terminaron, gracias a la premura y urgencia que me impusieron los trámites de la presencialidad (complicaciones de último momento para poder disfrutar de mi año sabático), no por ello puedo dejar de dar fe de su gran calidad metodológica, teórica y práctica.  Ante ésto qué decir entonces de la sorpresa y desdén conque se mencionó ayer en el evento que algunos cursos virtuales de la UMB tenían 400 estudiantes a cargo de un solo profesor.  Si pensamos en estos modelos bajo los paradigmas y taras de la presencialidad y la pedagogía tradicional por supuesto que estamos sesgados a condenar estas prácticas.   Si tuviéramos la oportunidad de asistir a una multitudinaria conferencia de Albert Einstein, sería acaso conveniente juzgar las cualidades intelectuales de este científico y la importancia de su labor y aportes a la humanidad basados en las encuestas de satisfacción sobre lo que “pudieron aprender” los participantes?  Su trabajo y conocimiento se valida sólo con su capacidad para darlo a conocer y hacerlo entender incluso por aquellos que no están interesados o motivados por comprenderlo?  No distraería a Einstein de sus objetivos principales el verse obligado a aprender sobre teorías de aprendizaje, tecnologías de comunicación, plataformas LMS, aprendizaje colaborativo, estándares, recursos educativos libres, competencias e incompetencias virtuales,  para que sea considerado un buen profesor postmoderno?  Ese es pues el dilema de los profesores, de ingeniería al menos, querer y saber como oscilar elegante y armónicamente entre nuestra práctica profesional y la docencia (que no es nuestra profesión sino nuestro oficio y que además ha cambiado tanto que ni los mismos profesionales de la docencia se han acomodado a ello).

Pero si en verdad pensamos que la tecnología moderna no solamente modifica nuestra capacidad de comunicación (TIC) sino que posibilita además nuevas formas de aprendizaje (TAC, según planteaba el ing Latorre), nada debería sorprendernos.  Nada!

Por ejemplo, los sistemas de tutoría inteligente (ITS) que son el resultado de la integración y aplicación de la inteligencia artificial, la psicología del aprendizaje y la tecnología computacional y de redes, entre otros, están aquí desde hace más de una década, y sin intervención humana (distinta a su diseño e implementación) tarde o temprano van a reemplazar la labor docente, en particular aquella que solamente tiene que ver con el entrenamiento especializado (no con la formación como persona).  Si bien la presencialidad no garantiza la calidad de un proceso educativo, el e-learning (profesional y estandarizado) tampoco puede considerarse como incompleto o experimental hoy en día.  Si confiamos  el manejo de nuestro preciado dinero a un cajero automático, que aprendemos a utilizar a las buenas o las malas porque el fin lo justifica, tarde o temprano tendremos que aceptar también que las máquinas pueden enseñarnos ciertas cosas, ocasionalmente con niveles de eficiencia que superen a los de la instrucción por humanos, y de una manera diferente a como lo harían los instructores humanos (he ahí el problema real de apropiarse ingenuamente de las TIC y TAC!). Nuestra preocupación hoy debe ser que dichas máquinas y sistemas sean bien diseñados (y las implicaciones morales y culturales de la palabra “bien” no se hacen esperar), y que nos permitan vivir mejor (tanto a profesores como estudiantes), reconociendo que mejor no es sinónimo  de más fácil en todas las situaciones.

Es una dicha poder contar con eventos como Universidad Siglo XXI y poder manifestar las impresiones y opiniones a través de las nuevas formas y medios de comunicación. Gracias a la Universidad Distrital por la organización del seminario Universidad Siglo XXI  y, por favor, sigan adelante con estas iniciativas que son el paso más importante para apropiarnos del inminente cambio.

Ya me inscribí al evento del Instituto de Estudios e Investigaciones Educativas IEIE para la próxima semana: Segundo encuentro de socialización de experiencias y prácticas educativas.  Aunque con la prevención de que la tecnología no tendrá el papel preponderante que esperaría encontrar… Pero ya veremos!  En todo caso para esta ocasión si voy a llevar mi vestido de baño y accesorios para conocer la piscina de Compensar Calle 94, bien sea en un receso del evento, o para remojar la decepción por alguna conferencia que no amerite estar allí!

Z

“Furious activity is no substitute for understanding” H. H. Williams

Con la nostalgia de lo que pudo ser y no fue con los Ferrocarriles de Colombia...

Con la nostalgia de lo que pudo ser y no fue con los Ferrocarriles de Colombia…

 

 

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