La formación postgradual en el campo de los Estudios Sociales se ha convertido en un reto para los actuales programas de maestría y doctorado, en tanto que se da un distanciamiento de propuestas formativas centradas en aspectos puramente técnicos e instrumentales, para asumir una formación que se proyecta como una forma de vida, un estilo particular de existir, y una forma específica de pensar. No se forma simplemente en habilidades investigativas; por el contrario se debe formar un doctor o un magister con posibilidades de crear conocimiento filosófico, social, político, ético y estético para la vida.
Una formación postgradual en Estudios Sociales debe tener un doble propósito: a) actualizar habilidades investigativas y b). crear competencias epistemológicas, éticas y políticas que permitan marcar tránsitos en el afuera de ellas. Esto quiere decir que el futuro doctor o magister debe estar en capacidad de:
Configurar productos que respondan a excelentes niveles de creatividad y elaboración discursiva y que sean pertinentes y relevantes respecto de acontecimientos y realidades sociales políticas.
Ahora, transitar en el afuera de estas competencias implica elaborar un horizonte de sentido que circula entre lo ético y lo político y que le apunta a la potencia spinoziana, o sea, a la rticulación de la formación investigativa con la vida. Se trata de formar investigadores sociales con posibilidad para pensar críticamente toda la humanidad y para visibilizar realidades minoritarias que han sido desdibujadas y escluidas desde las lógicas occidentales y modernas. Esto, además de generar profundas transformaciones sobre las subjetividades del investigador le permitirá también contribuir a la creación de otro modelo civilizatorio, poshumano comprometido con la naturaleza y el cosmos.
El pensar críticamente, como parte de esta propuesta de formación, se refleja entonces en la creación de nuevas condiciones de vida: otras formas de relación, otras maneras de vivir la afectividad, nuevos acuerdos democráticos y colectivos y profundas mutaciones en las subjetividades propias.
2017