En estas épocas de movimientos reformistas, de manera reiterativa, en diversos espacios académicos2, insistentemente se hace alusión a “la universidad que soñamos”, “la universidad que queremos”, “la universidad que anhelamos”…, una universidad virtual o ideal, al parecer, en contraposición de la universidad real que tenemos.
Se dejan leer, así mismo, a través de tales expresiones de manera directa o indirecta una pluralidad de enunciados que pueden sustituir al concepto “universidad”,