Las cataratas del Niágara, un espectáculo natural entre casinos

Ante el espectáculo natural que ofrecen las cataratas del Niágara no puede uno más que embobarse, rendirse a su belleza y aplaudir los caprichos de la naturaleza, pero aunque no podamos decir lo mismo sobre cómo la civilización ha hecho evolucionar su entorno a lo largo de los años sería injusto no reconocerle a la madre natura que a Niágara, sí o sí, hay que ir al menos una vez en la vida.

Niágara no es la catarata más ancha del mundo, ni la más caudalosa, ni tampoco la más alta, pero tiene ese “no sé qué” que llama a los viajeros de corazón inquieto. Quizá no impacten tanto como las cataratas del Iguazú, el Salto Ángel o las cataratas Victoria, quizá el turismo y la explotación hayan manchado su nombre, quizá los hoteles, atracciones y casinos sean demasiados, pero este grupo de cascadas en el que el agua se precipita desde una altura de unos 51 metros de altura es uno de esos sitios difíciles de olvidar.

Cómo son y cómo visitar las cataratas del Niágara

Las cataratas del Niágara se dividen en tres cascadas: Horseshoe Fall (la Herradura, la mayor de todas y en territorio canadiense), American Fall (la americana, de tamaño intermedio y en Estados Unidos) y Bridal Vail Fall (Velo de novia, mucho más pequeña y también en terreno estadounidense). Horseshoe es la de mayor caudal y la más espectacular de todas, una isla llamada Goat Island la separa de American Fall, y Bridal Vail es una pequeña división de ésta. Dicho esto, y para no liarnos demasiado, diremos que las mejores vistas, esa imagen que siempre ves en las fotos, se consiguen desde tierra canadiense.

Desde allí podrás ver todas las cataratas cayendo de frente aunque si puedes, ya que has ido hasta allí, la recomendación es que las disfrutes desde ambos países. Puedes ir desde Toronto (Canadá) desde donde en coche tardarás algo menos de dos horas, desde Buffalo (EE.UU) que está a unos 40 minutos, o incluso desde Nueva York, aunque el trayecto en ese caso será de hasta 7 horas.

No se complicaron mucho al ponerle nombre a los pueblos que surgieron junto a la catarata, por un lado tienes Niagara Falls, en la provincia de Ontario (Canadá) y por otro también tienes Niagara Falls, en el estado de New York (EE.UU.). En el lado estadounidense encontrarás infinidad de hoteles, pero dado que desde la orilla canadiense se consiguen las mejores vistas es allí donde se concentra el mayor número de turistas, por lo que grandes hoteles, luminosos casinos y pintorescos restaurantes de todo tipo lo convierten en una especia de Las Vegas en pequeñito.

Todos estamos de acuerdo en que semejante desarrollo turístico rompe el encanto natural de la que sin duda es una de las cataratas más bonitas del mundo, pero ya a día de hoy podemos decir que esta atracción multicolor es tan representativo de Niágara como el agua que cae por su catarata, por lo que todo en conjunto forma un ambiente único (y según los gustos, incluso un pelín hortera).

Fuente: https://www.eldiario.es/viajes/naturaleza_y_aventura/cataratas-Niagara-espectaculo-natural-casinos_0_818919167.html

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