Conservar los bosques para prevenir las quemas

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS– se gestaron en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Río de Janeiro en 2012, con el propósito de enfrentar los desafíos ambientales, políticos y económicos de nuestro mundo.

El 25 de septiembre de 2015, 193 líderes mundiales se comprometieron con 17 ODS. El Objetivo número 6 se denomina “Agua limpia y saneamiento”, que pretende contrarrestar “la escasez de agua que afecta a más del 40 por ciento de la población mundial, una cifra alarmante que probablemente crecerá con el aumento de las temperaturas globales producto del cambio climático”, según el sitio web del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD–.

“En 2011, 41 países experimentaban estrés hídrico; 10 de ellos estaban a punto de agotar su suministro de agua dulce renovable y ahora dependen de fuentes alternativas. El aumento de las sequías y la desertificación ya está empeorando estas tendencias. Se estima que al menos una de cada cuatro personas se verá afectada por escasez recurrente de agua para 2050”, advierte este sitio web.

Uno de los mecanismos más eficientes para cumplir el Objetivo número 6 y sobreponernos a las sequías es la protección de los bosques, pues estos almacenan y regulan el agua. Considerando, eso sí, que no se trata solo de sus árboles, sino de todas las formas de vida relacionadas con ellos.

Un bosque está conformado por árboles, pero también por otro tipo de plantas con diversos hábitos de crecimiento, animales y microorganismos que viven en él, de él, con él y para él, en constante relacionamiento con las condiciones físicas del entorno; esto es lo que llamamos un ecosistema.

Veamos qué sucede en el bosque con un ejemplo elemental: un árbol brinda sus ramas a un ave para que construya su nido, esta ave se alimenta con los frutos de este árbol y posteriormente dispersa sus semillas, garantízándole la reproducción al árbol. El árbol existe porque existe el ave y el ave existe porque existe el árbol.

En realidad se trata de un ciclo mucho más complejo que se repite una y mil veces, con millones de variantes, desde los grandes mamíferos hasta los microorganismos.

Cada una de las especies que hacen parte de un ecosistema tienen una función específica, de manera que si se pierde una especie se ve afectada la totalidad. El hecho de que distintas formas de vida coexistamos, nos permite existir a todas; sin esta diversidad biológica en constante interrelación, ninguna forma de vida podría sobrevivir.

Las asociaciones de diferentes ecosistemas forman unidades funcionales como cuencas hidrográficas o humedales boscosos, entre otras, que proporcionan hasta el 75 por ciento de los recursos de agua dulce y que incluso, pueden reducir los efectos de las inundaciones y prevenir y reducir la salinidad de las tierras áridas y la desertificación, entre otros procesos.

Por eso, no es suficiente proteger áreas representativas de bosque; debemos conservar y restaurar las cuencas hidrográficas, fortaleciendo las poblaciones de plantas y animales, de manera que podamos garantizar la sostenibilidad de estas unidades funcionales para asegurar la disponibilidad de agua y contribuir así al cumplimiento del Objetivo número 6 de Desarrollo Sostenible: “Agua limpia y saneamiento”.

http://caracol.com.co/radio/2018/08/01/ecologia/1533078735_457115.html

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